Es mujer, joven, madre e indígena triqui. Pero ahora el papel que le apasiona es alfabetizar a “su gente”. Es Mónica Martínez y participa en el programa del gobierno del Distrito Federal para erradicar el analfabetismo entre los habitantes de la ciudad de México.
¿Cuál es tu motivación para enseñar a la gente?
Ver a la gente que va aprendiendo, más allá de lo que sabía. A mí me llena de felicidad ver que mi gente va a aprender un poco más de lo que ya sabe.
Para los integrantes del pueblo triqui, ¿qué tan difícil es no saber leer ni escribir español?
El dialecto nace con ellos. Es muy difícil. Hay gente que no entiende, que todavía sigue en ceros y no se puede comunicar.
¿Por qué te uniste al programa de alfabetización?
Porque podemos hablarles en nuestro dialecto y enseñarles el castellano para que se comuniquen y tengan confianza.
Según datos del año 2000 de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), en el Distrito Federal habitaban entre 800 y 900 miembros de la comunidad triqui, mientras que en el estado de México eran entre mil 700 y mil 800. La mayoría de ellos proceden de la comunidad de Chicahuaxtla, en el estado de Oaxaca.
¿Tú has enseñado a alguien?
Sí. Es una emoción muy grande. Te preguntas por dónde empiezas a enseñarle. Vas con lo más elemental, que sepan una o dos letras
¿Qué te provoca?
Es una emoción que no se puede explicar. Una persona por medio de ti está aprendiendo un conocimiento. Yo digo que de esta forma ayudo a mi país.
¿Tu cómo aprendiste español?
Mis papás se vinieron a la ciudad para tener una mejor vida. Pero yo sentía curiosidad por cómo era mi gente y me fui allá, a Oaxaca, a estudiar y conocerlos.
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